¿Qué es una arpillera?
La arpillera es una técnica textil que tiene sus raíces en una antigua tradición folclórica iniciada por un grupo de bordadoras de Isla Negra (ubicada en el litoral central chileno), que cosían obras llenas de significado. A lo largo de la historia el uso de la confección textil ha servido, entre otras cosas, como medio de expresión para comunicar diferentes realidades, individuales o colectivas, vividas en distintos contextos y períodos de tiempo.
La artista chilena Violeta Parra, utilizó el yute como soporte de sus obras que también las llamó arpilleras y representaba escenas a través del arte rústico de la costura.
Este tipo de trabajo, realizado mayoritariamente por mujeres, que a su vez han utilizado diferentes técnicas -como tejer, coser, bordar, punto…- ha servido para explorar temas que les han afectado directamente, como conflictos armados, situaciones de represión y vulneración de derechos humanos, o situaciones de violencia, además de plasmar diferentes momentos cotidianos como sueños, esperanzas y deseos.




Tras el golpe de estado de los militares chilenos, a mediados de los años setenta, las arpilleras se convirtieron en una forma de creación entre mujeres de distintos lugares de Chile y asumieron una identidad única en la historia del país, relacionándose estrechamente con la realidad política de ese momento:
- Como forma de denuncia, sirvieron para tejer protestas sobre las situaciones que se vivían bajo el régimen del General Augusto Pinochet, donde los hilos narraron lo que estaba prohibido decir, convirtiéndose en un lenguaje distinto al de las palabras.
- Las arpilleras fueron también una forma de resistencia política, agrupando a colectivos de mujeres que emplearon una herramienta considerada tradicionalmente femenina, hilo y aguja, como reivindicación no violenta a las situaciones que estaban viviendo en el ámbito individual y colectivo, interviniendo activamente en la causa de la paz.
- Las arpilleras sirvieron también como forma de terapia para externalizar y liberar las experiencias vividas, convivir con las emociones, con las historias de familiares desaparecidos, el dolor, la tristeza, les permitió reencontrarse y tejer su pasado y al mismo tiempo volcar ideales, favoreciendo la confianza y autoestima, y así empezar a coser sus nuevas vidas.
- Como forma de participación social, las mujeres con sus arpilleras, transformaron el rol tradicional que la sociedad les había otorgado. Agrupándose para coser consiguieron además sembrar las semillas de las protestas sociales que estallaron en los ochenta. Algunas participaron activamente en la causa política, otras muchas no.
- Las arpilleras sirvieron también como forma de obtener recursos para sobrevivir, puesto que la mayoría de arpilleristas pertenecían a los colectivos más pobres de la sociedad. Debido al conflicto armado ante la desaparición de sus maridos, las mujeres pasaron a ser las cabezas de familia y con la venta de sus arpilleras, movilizaron a la sociedad, pues el público empatizaba con ellas y se comprometía con su causa, favoreciendo a la presión política desde el exterior contra el régimen establecido.
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